Hace ya un puñao de años, lo menos 40, que Málaga tuvo a bien darle al mundo al inmenso Koala. De su labor en Los Ducati hablé no hace mucho, pero como el Koala sigue siendo un tío interesante y simpaticón. Es como el Georgie Dann de los rockeros. En esta ocasión se une al reciclado Manolo Escobar (que se ha amoldado a los tiempos y ha sabido alejarse de su propio estereotipo) y a una de las ciudades más alucinantes de la piel de toro, Benidorm. Sí, ya estoy harto de que la gente se cachondee de que en Benidorm sólo está María Jesús con su acordeón (que menudo imperio tiene) y los viejos de excursión. También está el Abraxas o el Marea, dos templos del rock a los que hay que ir sí o sí. Viva el Koala y viva Benidorm. Que no todo son los U.S.A., puñetas.
miércoles, 27 de junio de 2007
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