Queen comenzó su andadura como banda de rock duro y potente, pero poco a poco fueron añadiendo a los discos temas mucho más comerciales que le sirvieron para vender más de 300 millones de discos. Sin embargo, contaban con Freddie Mercury, un cantante que sigue siendo, a pesar de llevar muerto 29 años, el mejor de la historia.
Lambert venía casi de la nada, tenía una imagen que la banda ha respetado y debía afrontar el duro trabajo de ponerse en la piel de un titán de la música. Lo hace de forma acertada, con respeto y siempre intentando aportar su toque personal a la interpretación de cada tema lo que le honra. Además, su tono es perfecto para que la banda tire en este disco más de baladas o medios tiempos que de temas de rock.
Adam se adapta con maestría a ambos lados de la moneda y destaca marcándose un "The show must go on" superlativo. No nos agrada tanto que mezlen "Bohemian Rhapsody" con "Radio Gaga" tras haber metido algunos temas prescindibles, pero ya se sabe que lo de Queen y la duración de sus discos en directo siempre ha sido así.
El resultado del disco te ayudará a reconciliarte con la banda y, sobre todo, a descubrir a Lambert. No lo escuches pensando en el que se fue, sino alegrándote de que el grupo siga en esto confirmando que tienen mucho que decir sobre un escenario y que su legado es siempre impresionante. Recomendable.
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