Groucho Marx es un genio, nadie lo duda, pero mientras todo el mundo miraba a las genialidades del alemán, en España, tan dados al olvido de los propios españoles, ya empezaba (varias décadas después) a despuntar el inmenso Tony Leblanc. Verdadero maestro de la interpretación, rey de la caradura y amo de la escena se labró en los teatros una fama que luego le catapultó al cine y a la televisión. Aún recuerdo cómo en los teatros cortaba un sketch porque alguien entraba muy serio a darle una nota, la leía y decía: Doña Fulana de Tal, que está sentada en la tercera fila que salga inmediatamente para el hospital porque se ha puesto de parto. Doña Fulana salía corriendo y cuando observaba las carcajadas del respetable se daba cuenta del ridículo que había hecho. Un genio. Larga vida Tony.
miércoles, 23 de mayo de 2007
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