Titula el disco el viejo Neil de forma explícita (bien abajo en el cubo del óxido) y recupera la actuación que dio con sus Crazy Horse el 13 de noviembre del 90 en Santa Cruz (California). El resultado es un magnífico puñado de canciones que merecen toda nuestra atención.
Hay muchos que siguen pensando que Young no sabe tocar la guitarra, que con Crazy Horse hace una música de los 60 y que no tiene nada nuevo que decir. Se equivocan. Y lo hacen porque su distorsionada, y desafinada, guitarra acompaña a melodías que entran a la primera y que nos confirman que el rock también puede ser básico y directo.
Trallazos como "Sedan Delivery", "Danger bird", "Fuckin up" o "Like a hurricane" son incontestables. Tanto como esa sensación de ser más casi una jam que un concierto como tal. Nada mejor que dejarse llevar por la sencillez para redescubrir a un artista que siempre ha estado ahí y que sigue sacando tesoros como este de su cofre particular. A disfrutar.
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