La sensación que nos queda tras la lectura es algo irregular. Si bien el análisis de la infancia de Lynott es esencial para entender todo lo que vino después. Sin embargo, es imprescindible entender que el libro no deja de mostrarnos el reverso de ese tipo peligroso con pantalones de cuero e imagen de dandy que te apuntaba con su bajo.
Y es ahí, en ese fino equilibrio entre las adicciones y la estrella del rock, donde Phil no pudo mantenerse demasiado tiempo. Decíamos antes que te sorprendes al saber que la aventura musical de Lynott duró 15 años justos, que su último concierto en solitario fue en Marbella o que su sueño era tocar en un bar los domingos.
Fueron 15 años de fuego, rabia y miles de kilómetros, pero el legado musical de Lynott sigue siendo imprescindible. Tanto como un libro perfecto para descubrir lo que escondía un compositor de voz aterciopelada que nos conquistó para siempre con sus canciones y que sorprendía a muchos por sus bandazos personales. Imprescindible.
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